jueves, 13 de noviembre de 2008

11. SUBO Y TE EMPUJO



Era cierto: Franco lloraba como un chico…

Se abrió la puerta del baño y entró la periodista (sin micrófono ni camarógrafo). Adalberto se interpuso para no dejarla avanzar pero fue inútil.

-El baño está ocupado, nena. Andá a hacerle notas a los boludos de afuera. – dijo el Negro, secándose unas lágrimas. Yo hasta ahí no había notado que el morocho lloraba también. Me puse nervioso con la presencia de la cronista en un momento tan íntimo y complicado.

-Necesito hablar con Franco. Es importante.

-Andate al carajo vos y tu canal de noticias. Adalberto, sos el dueño del lugar, che, decile que se vaya de una vez por todas.

Pedí con señas que todos hicieran silencio. Tuve que enfatizar con el Negro, indicándole que el teléfono no emitía ningún sonido.

-Franco… ¿me escuchás?

-Si, estoy escuchando todo.

-¿Estás bien?

-Desde que era chico que no lloraba así… me siento rarísimo. ¿Quién es la mina que está ahí hablando?

-Hola Franco,
soy Rocío…. –Nos madrugó a todos y se acercó al teléfono- …trabajo en el canal de noticias que está cubriendo tu caso en directo. Tenía que hablar con vos si o si.

-No, pará querida ¿me estás haciendo una nota ahora?

-No, no.

-No sé…
–cortó el Negro- …capaz que tiene una cámara oculta y nos está cagando.

-Revísenme si no me creen –
dijo al erguirse y levantar los brazos.

-Está bien, - dije, mirándolo fijo al Negro, que amagó a revisarla.

-Está bien… - Repitió Franco. -¿qué querés?

Interiormente yo creí que la idea de la periodista era conseguir una nota o el número de teléfono del celular de Franco, para tenerlo en exclusiva. Me equivoqué.

-En un rato van a subirme con un camarógrafo en la grúa lo más alto que puedan para hablar con vos. Quieren que te entreviste y trate de hacerte hablar. Nadie sabe qué te pasa ni por qué estás ahí. Abajo se están haciendo apuestas….

El tono de voz de Rocío iba cambiando a medida que hablaba.

-… recién hablé con mi jefe y me aseguró el trabajo, porque nos están por echar a todos, y me dijo que hiciera lo posible para entretenerte con la conversación, y tratara de lograr que llores…

-Hijo de puta
– dijimos a coro.

-¿Por qué me contás esto? –preguntó Franco, como leyéndonos la mente a los demás.

-Porque no quiero hacerlo pero muchas familias dependen de este trabajo… –La voz se iba apagando -… y no me queda otra. Cada nota que hago es un respiro de alivio para mis compañeros.

-A mi no me cierra esta novela, nena.
– interrumpió el Negro. Rocío se cubrió la cara con las palmas de las manos y empezó a llorar, sin estruendo ni dramatismo. Me acerqué para consolarla pero ella no me dejó.

-Estoy bien, estoy bien.- Adalberto salió del baño y Rocío continuó:

-Tengo que hacer la nota, pero quería antes decirte esto y también… - el llanto volvió a aparecer, esta vez con más fuerza - … que no saltes por favor. No importa qué te haya llevado hasta ahí, estás a tiempo de retroceder unas horas y pensar. No desperdicies tu vida terminándola así… sos joven y podés arreglar cualquier cosa que esté mal, cualquier cosa si no te matás… por favor… mi papá se mató cuando yo tenía 9 años…

No dijo nada más. El Negro, que un ratito antes iba a protestar por algo enmudeció. Nadie volvió a hablar hasta que entró Adalberto con un vaso con agua y se lo ofreció a Rocío.

-Tomá nena, quedate tranquila.

-No me voy a matar…
– escuchamos de pronto. Era la voz de Franco.–…ni en pedo me voy a matar. – mezclaba las palabras con una risa nerviosa. -Ni loco me mato. Tuve ganas, si, pero la puta madre… qué me voy a matar… no sé como carajo voy a bajar de acá, no me animo a pasar por donde subí, me da cagazo caerme. –Y reía con fuerza.

Por primera vez desde que esto empezó sentimos alivio y festejamos. Rocío secaba sus ojos y sonreía. El Negro se abrazaba con Adalberto y conmigo. De a uno fuimos hablándole a Franco:

El Negro:

-Ya subo y te empujo, pelotudo.

Adalberto:

-Como tira un barril de cerveza…

Yo:

-Tenés que bajar cuanto antes así nos emborrachamos.

Rocío (que fue quién cortó el clima festivo):

-No es tan simple la cosa. No va a ser: bajar y festejar… -La interrumpí haciendo el gesto de la enfermera pidiendo silencio en los hospitales.

-Che…- protestó Franco, que no había escuchado lo último - me queda poca batería en el teléfono y además me avisa que se me está terminando el saldo. Van a tener que llamarme ustedes.

-Cortá entonces. Nos organizamos acá y te llamo.

-Quedate ahí, eh –
le dije, y corté apurado.

-¿Qué decís, nena, sos loca? – increpó el Negro - ¿cómo que no va a ser fácil la cosa? Franco no le hizo nada a nadie. Cuando quiera bajar baja y punto. El resto que se vaya a la mierda.

Yo pensaba igual. Pero nos equivocábamos. Rocío nos explicó que se enteró por su primo Fernando, que es policía, que había habido muchas denuncias de los vecinos por distintas cosas: alteración del orden público, incitación a la violencia, uso de espacios comunes y una larga e insólita lista de cosas que incluían multas municipales por ocupar zonas de estacionamiento medido y por defecación en la vía pública.

Protestamos argumentando que eso no era culpa de Franco, sino de los demás. Pero Rocío nos dijo que las denuncias eran en parte originadas por la situación de Franco.

-Bueno, entonces se puede decir que no está bien de la cabeza y listo.

Ese era otro de los puntos negativos de la situación. Si Franco no estaba “bien de la cabeza” entonces iba a ser llevado a una clínica psiquiátrica, en donde quedaría a disposición de la justicia, que en este caso actuaba de oficio.

-¿Vos decís – preguntó Adalberto a Rocío- que si no va preso va a un loquero?

-Si.


-¿Y ahora qué hacemos?

13 Murieron un poco menos:

Consol dijo...

"No te tires Franco". Eso pensaba añoche acostada en mi cama. Así que es un alivio ver el capítulo de hoy.

Un saludo

rocío dijo...

lei seis entregas de una vez... y tengo ganas de más. Es una delicia leerte, Martín.

Martín Aon dijo...

SIBERIA: habiendo tantas cosas en las que pensar antes de cerrar los ojos y apretarse contra la almohada...
¿Pudo dormir bien?
Yo, en lugar de pensar en Franco cuento ovejitas.

ROCÍO: seis capítulos de una vez ya habla de un avanzado estado de locura. Menos mal que se detuvo a tiempo. Uno más y eran siete años de empachos y cólicos renales. Cuídese (y vuelva).

Anita la bibliotecaria dijo...

la putamadre!!!!!!! FRAAAAAAANCO!!! mira el bardo q armaste!!!!

(sorry Martín, ud sabe cómo me metí en la historia)

Bueno, ahora sabemos q no se va a tirar, pero q boludo este piiibe!!!

Miramela a Rocio, bruta declaración sobre su padre,eh...como se van entretejiendo historias, como la loca ex q queria figurar en la tele.

Ahora que? vamos todos al loquero o en cana? q cagada,eh.

PD: sorry Martin, x las palabritas q utilicé, pero es lo q me hace decir el relato.

besotes y sigo al pie del cañon con la historia.

Cameron West dijo...

acabo de entrar por primera vez a tu blog y detecté dos cosas:
1) pinta bueno
2) hay que agarrarlo con tiempo....

este finde me pongo al día t te comento....

El Gaucho Santillán dijo...

Pero, ERA SEGURO QUE NO SE TIRABA!!!

(o què, en la serie "Batman", alguna vez se muriò "Batman"???)

Saludos. (para mì, Franco es Gay)

Irene dijo...

Franco es lo mas!!!! q bueno!!!!

Q lindo es estar aca, Martin..q bueno.

Besos gigantescos...como siempre!!!

Martín Aon dijo...

ANITA: puede usar las palabras que quiera. Haga como el Negro, que putea sin empacho.

CAMERON: bienvenido.
Tiene para leer un rato si gusta. Arriba, a la derecha, está la lista de capítulos de la historia hasta ahora.
Pero tenga cuidado: algunos de los que leyeron todo no quedaron bien.
Por eso yo no la leo.
Vuelva cuando guste.
Saludos.

GAUCHO: estuvo muy gracioso, realmente.
Yo no creo eso de Franco, pero tampoco voy a andar poniendo las manos en el fuego...

IRENE: ¿se va a hacer una remera que diga "Aguante Franco"?
Póngase de acuerdo con Anita y encargan un par.

Enigma dijo...

Cuántos andan deambulando por una cornisa, al borde, y no generan tanto alboroto.
Esperaba que Franco no se tirara y además, qué puede tener de malo terminar en cana o en un psiquiátrico?
Que suenen los violines para Rocío, debe ser horrible vivir con miedo a perder el trabajo, pero peor es si un día tu cabeza te convence y te terminás tirando de un edificio no?
Me encanta como escribe Martín.
Besos.

Vivius dijo...

Cuántas veces tenemos que hacer lo que va contra nuestros sentimientos o principios en nombre de...? Buena manera de sacar el personaje de la periodista de la frivolidad amarillista.
Y a Franco vaya buscándole un buen abogado...

ADALBERTO dijo...

Un poco tarde, Martín, pero recién llego a casa.
Y no puedo dejar de leer este capítulo. Es importante el punto de vista humano de Rocío y el dilema de Franco. Y ahora qué hacemos con él? Espere.
Un abrazo. Adal.

Martín Aon dijo...

ENIGMA: me alegra que participe con sus opiniones.
Veo que cambia en cada comentario la imagen de su perfíl... ¿no le gustaría poner la foto de la puerta del baño? No sabe lo que me costó conseguirla.
Un beso.

VIVIUSKA: si tiene un abogado, mándelo nomás. Mal no va a venir.
¿Quién no tiene que hacer cosas que van en contra de lo que piensa a veces? Lamentablemente así es la vida, digo, yo, con una fiaca mental que me impide pelar una mísera idea.
Otro beso para usted.

SEÑOR ADALBERTO: le hablo y lo asocio con su tocayo.
No es tarde para que venga. Usted tiene las puertas abiertas de este lugar. Sus aportes son esperados por mí.
Me alegra verlo en los comentarios capítulo a capítulo. Se lo agradezco.
Un abrazo, caballero.

Alejo Salem dijo...

Si no va preso va a un loquero, sí.
Al fin...
Aon: Lo suyo es un exceso de autoreferencia y premonición. Lo felicito.

Saludos desde la sala acolchadita.

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