miércoles, 5 de noviembre de 2008

16. YA SUBEN A BUSCARLO


Rocío bajó de la plataforma de la grúa, junto a su frustración, y vino directo hacia donde estábamos con Fernando y Karina. Acomodaba su pelo, nerviosa, mientras decía:

-Soy una pelotuda, perdoname. Estaba muy lejos, apagué el micrófono y le grité como una loca. Creo que no me escuchó. Le hice gestos para que… ay, perdoname, lo arruiné.

-Apagá eso ya
– le dije a Karina, al ver que estaba grabando la conversación.

-Dame el grabador – ordenó Fernando, tirando un manotazo fallido. Karina guardó el aparato.

-¿Quién es ella? – preguntó Rocío.

-Hola, soy Karina. Qué bueno conocerte personalmente… admiro tu trabajo. Yo estoy en la FM…

-Hola
– saludó, seca, Rocío. Y preguntó:

-¿Qué vamos a hacer ahora?

-Recién corté con el Negro, que sigue adentro del edificio. Me contó que… ¿podés apagar eso, nena?

-No, no si no me decís qué pasa, qué están haciendo.

Fernando le arrebató el grabador, esta vez con un movimiento impecable.

-Listo – dijo el policía, sonriendo.

-El Negro me decía que teníamos un poco más de tiempo porque a los policías se les complicó el tema de abrir el acceso a la terraza. Pero eso fue hace un rato, así que ya deben…

-Si,
–interrumpió Fernando- recién me avisaron que ya casi están con esa puerta de mierda. Yo le hubiera tirado una granada.

-¿Averiguaste si te dejan pasar a vos, Rambo?-
preguntó Rocío a su primo.

-No dejan pasar a nadie de acá. Vinieron los del grupo y solo pasan ellos.

-Porque yo pensaba que podíamos meterte para que fueras vos el camarógrafo de la policía que va a subir… ¿no podés tirarte el lance?

-Qué caro te puede a salir esto, prima… no, no puedo, en serio.

-¿De qué hablan? ¿va a subir la policía a buscar a Franco? ¿se va a suicidar o no? ¿le van a tirar una granada? –
Karina ya estaba resultando una molestia.

-Una pregunta más y te llevo a la comisaría ahora, y las vas a pasar muy mal.

La chica lo miró y empezó a llorar. Lo que nos faltaba. Ya éramos observados por muchos, que siguieron con la mirada a Rocío cundo bajó de la grúa. Y ahora Karina que no ahorraba sonidos con su llanto. Rocío la abrazó.

-Calmate, no le hagas caso. Mi primo no sabe tratar a la gente.

Entre sollozos, Karina le contó a su colega que necesitaba hacer una nota porque si no la iba a echar de la radio, y ella era el único sostén económico de su familia. Secaba sus lágrimas cuando me señaló:

-Él no me quiere decir nada – parecía una nenita que acusaba a un compañero del jardín de infantes.

Iba a decir algo en mi defensa, pero sonó el teléfono. Era Adalberto que estaba siguiendo todo por televisión.

-Che, estoy viendo como quedó tu celular contra la vereda. No creo que le hagan autopsia ¿no?.

-Qué gracioso. Estamos complicados, viste lo que pasó. Creo que Franco no se salva de la paliza.

-Mirá, yo estuve pensando
–Adalberto siempre tenía palabras oportunas- en que hasta hace unas horas todos estábamos desesperados, viste. Creíamos que Franquito se iba a matar. Eso es algo que no tiene arreglo, como tu teléfono –me hizo sonreír-, lo otro, bueno, si se come una paliza, si lo meten en cana, si lo internan… qué se yo, ya veremos cómo le damos una mano. Lo que de verdad importa es que no se haya tirado. Yo tengo algunos pirulos más que vos…

-Muchísimos.

-Dije algunos. Yo que apenas tengo unos años más que ustedes, sé que lo que sea que le pase a Franquito cuando baje se puede arreglar. Y le va a servir para no hacer más boludeces, vas a ver.

-Si, estoy segurísimo…
-dije.

-Viste…

-… segurísimo que tenés muchos años más.-
Escuché reír a Adalberto. Antes de cortar me dijo que acababa de decirle al Negro lo mismo que a mí. Y tenía razón. Lo peor para nosotros había sido creer que Franco se iba a matar y no poder hacer nada para evitarlo.

Sin embargo, me costaba resignarme a esperar, a ver cómo lo iban a bajar, cómo lo molerían a palos…

-¿Qué hacemos? – preguntó Rocío – porque ya me tengo que ir.

-Yo también…
– dijo el policía -… vamos a hacer un cordón de contención desde la entrada del edificio hasta la patrulla. Dice un compañero mío que Franco va directo a la comisaría y de ahí al juzgado.

-Tenemos que tratar de hacer algo más. Habíamos quedado en intentarlo con Ramona, para eso trajiste todas las cosas esas…
-le dije a Fernando.

-Si, pero me tengo que ir ya. Igual, acordate que falló lo del celular, así que Franco no sabe qué carajo pasa. Ya fue. Yo voy a hacer lo posible para que no le peguen mucho en la seccional.

-Dale, aunque sea acercate hasta la puerta, con tu uniforme capaz que ayudás –
pidió Rocío.

-Bueno, dale, vamos -aceptó Fernando.

-Yo voy con ustedes si o si – dijo Karina.

-No.

-Llevala con vos ¿qué te cuesta?
– me pidió Rocío. Subimos a la vereda y encaramos hacia el edificio en dónde vivía Ramona: ahí estaba ella, con batón y ruleros en la puerta, hablando con vecinos y curiosos.

-Señora me llamo Fernando Borges…

-Hola querido… ¿sos algo del Escritor?

-¿De quién?

-Hola, cómo le va… –
interrumpí- no sé si me recuerde, nos vimos hoy temprano. Vine acá con el oficial Borges porque tengo entendido que usted vive en el último piso de este edificio.

-No te ubico, nene, pero si, yo vivo acá desde hace 41 años. Soy la presidenta del consorcio.

-Ah, mire qué justo. Nosotros venimos a hacerle un pedido, sabe, estamos…
- y a partir de ahí, durante los siguientes 10 minutos hablé sin parar, inventando una explicación que la convenciera. Necesitábamos entrar si o si. La mujer me miraba con desconfianza, más que nada porque Fernando se retiró a mitad de mi discurso, y sólo quedamos Karina, los bártulos y yo. No me creyó una palabra.

-Acá no pasás… ¿tenés credencial o algo?

-No las tengo encima, por eso vine con el oficial de policía, para que usted vea que…

-¿Vos estás seguro de lo que decís? Mirá el despelote que se armó con esto… no, igual necesito algo escrito o una credencial o acá no pasa nadie.

-Capaz que las tiene Rocío. Ya vengo…
– interrumpió Karina, y salió corriendo. Celebré la ocurrencia repentina de la movilera de la radio, que al instante volvió con Rocío del brazo. Ramona la reconoció de inmediato.

-Ay, nena, vos sos la de la tele…

-Hola, cómo está
– le dio un beso- ¿le explicaron de qué se trata?

-Si querida, la verdad que no salgo del asombro… pero si están con vos está bien.


Lo que no pudo el uniforme policial ni mi parloteo lo logró la prensa. Conseguimos entrar en dos segundos. Mientras Rocío se despedía de Ramona yo aproveché para agradecer la ocurrencia a Karina y, a grandes rasgos, contarle la verdad de lo ocurrido durante el día.

Sentí que todavía podíamos hacer algo por Franco. Adalberto estaba en lo cierto, si, pero no estaba mal intentar hasta el final.

En el ascensor en el que nos dirigíamos a la terraza sonó el celular.

-Cagamos, – me dijo el Negro – abrieron la puerta y están armando la escalera. Ya suben a buscarlo…


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11 Murieron un poco menos:

Consol dijo...

¿Por qué narices tienen que moler a palos a Franco? Eso es una barbaridad. No puedo creerlo. Que se lo llevan a comisaría, vale, pero pegarle ¿de qué país estamos hablando?

Y ¿cuándo sabremos el plan?. Hala, a esperar 48 horas más.

Un beso amigo

El Gaucho Santillán dijo...

No creo que lo puedan agarrar, de todas maneras. Franco debe tener pensada una salida!!

saludos

Steki dijo...

Hola Martín!
Aunque no he podido seguirte, siempre es un gusto venir a saludarte.
Que tengas una excelente semana!
BACI, STEKI.

Vivian dijo...

Genial tu post.

Un beso

Vivius dijo...

Adalberto siempre tiene las palabras oportunas, tanto en esta historia como en la vida real. (y también tiene tantísimos años, pero no se lo cuenten eh?)

Franco, en menudo lío está, pero seguramente algo tiene pensado, estoy segura que algo se trae.
Y ya me cayó en gracia Rocío.

Anita la bibliotecaria dijo...

Vieja jodida la Ramona y q cholula a la vez, y tenia q tener ruleros y batón, jejejjeejje....no me digas q desde la terraza de la Ramona le tiran un paracaidas, no,no,noooo, una tablita q llega de edificio a edificio, aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh.....Martin, mas q una tazita de tilo, necesito una jarra de 2 litros.

Che si lo van a recagar a palos en la comisaria por lo menos alcanzale los fasos!!!!

Enigma dijo...

Qué suspenso!! Cómo terminara esto?????
Bien Ramona, muy correcta, hasta que le gana la idea de ser famosa unos minutos.
Acá estaré para la próxima entrega.
Besos.

Martín Aon dijo...

SIBERIA: en este país te dan primero y te preguntan después.
¿Qué plan? el único plan que hay es que en 48hs. termina la historia.

GAUCHO: tenés razón. Yo creo que del bolsillo va a sacar un parapente y saldrá volando. Y ahí te quiero ver.

STEKI: gracias, igualmente.

VIVIAN: gracias. Bienvenida

VIVIUSKA: repuntó bastante la periodista. No así el primo, que es impresentable.
Adalberto, un maestro.

ANITA: marche un barril de tilo para vos. No te pongas nerviosa que ya llega el capítulo final.

ENIGMA: gracias por estar ahí.
La idea de la fama por minutos le gana a todos en esta historia.
Te espero en la próxima entrega que, como he dicho, será la última.
Un beso.

Anita la bibliotecaria dijo...

Al leer esto ANITA: marche un barril de tilo para vos. No te pongas nerviosa que ya llega el capítulo final.
, lo unico q emití fue un: aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

ADALBERTO dijo...

Esta vez, me parece que el único que lo puede rescatar es Martín, porque algo va a preparar para que Franco se decida actuar y se salve él mismo.

Un abrazo.

Martín Aon dijo...

ANITA: si seguís así vamos a tener que hacerte una transfusión de tilo directamente.
Tranquila, que después de la medianoche estará publicado el Episodio Final.

ADALBERTO: yo creo que en cualquier momento aparece el Chapulín Colorado y lo rescata.
Un abrazo.

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